Las cuerdas que están siempre
tensas terminan desafinando.
Los guerreros que están en continuo entrenamiento
pierden espontaneidad en la lucha.
Los caballos que siempre saltan obstáculos
terminan rompiéndose una pata.
Los arcos que son curvados todos los días
ya no tiran sus flechas con la misma fuerza.
Por eso, aunque no esté con ganas,
el guerrero de la luz procura divertirse
con las pequeñas cosas cotidianas.
Los guerreros que están en continuo entrenamiento
pierden espontaneidad en la lucha.
Los caballos que siempre saltan obstáculos
terminan rompiéndose una pata.
Los arcos que son curvados todos los días
ya no tiran sus flechas con la misma fuerza.
Por eso, aunque no esté con ganas,
el guerrero de la luz procura divertirse
con las pequeñas cosas cotidianas.
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