Para hablar con otros,
no necesitas unas técnicas muy complicadas:
solo requieres humildad, dulzura y verdad.
La humildad torna cualquier palabra suave.
Y cuando uno se inclina, también lo hace el otro.
Humildad genera humildad y hace con que las relaciones
sean efectivas.
Pero, al agregar dulzura a las palabras,
no la dulzura que es falsa,
sino la que es verdadera,
entonces el otro aceptará
aún las más duras verdades.
Ser dulce no es complacer el otro
a partir de sensaciones falsas,
a partir de sentimientos
de los cuales yo mismo no estoy convencido.
Significa
hablar desde el corazón,
para que el otro entienda completamente,
no escondiendo nada.
Si así lo haces,
verás la mágica sonrisa
que en la cara del otro
surgirá.
Comparto esta reflexión, es así Silvina.Estoy contenta porque encuentro gente muy reflexiva en este medio, sos una de ellas.Me gusta estar en contacto, aunque me cuesta bastanta,pero es gratificante.Ademas debo poner mis "pilas" en personalizar mi blog,me cuestaaaa.Ojalá pueda lograr agregar las ventanitas de mis favoritos, como dijiste vos jajaja.Cariños!!!
ResponderEliminarY que razón tiene esta entrada, no basta con ser humilde, y ser una persona de corazón, hay que vivirlo para creerselo. Es linda esta entrada. Un abrazo, Silvina, voy con retraso, esta calor me ha dejado Ko varios días. Un besazo.
ResponderEliminarHola Silvina muchas gracias por tus comentarios tambien me gustó mucho tu blog sigue adelante saludos Nelita
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