martes, 12 de mayo de 2009

La danza...


"La danza de la vida"
(Por Julio Andrés Pagano)

Transformado, mágicamente, en una luminosa distinción celestial, este
mensaje llega a tus manos para invitarte a que bailemos en la
frecuencia del amor. Cada letra es una nota que hará vibrar tu
interior con la belleza y la pureza de las dimensiones sutiles.
Sonreí. Disfrutaremos de la inocencia de nuestra sana locura.
Danzaremos, en medio del caos, la música de un nuevo tiempo que
llenará de luz los corazones. Esta es la danza de la vida.

Orientadas por la sabiduría de quienes no ves, estas ondas de
consciencia te recuerdan la importancia de celebrar por más que el
presente esté nublado, para que afluya la fuerza purificadora del Sol
que brilla en tu interior. Los árboles y las flores te irradian su
energía. Se despliega el encanto de un formidable arco iris que te
centra y armoniza. Suena una suave melodía capaz de hacerte volar. Tu
cuerpo la siente. Bailemos…

Al compás de este majestuoso ritmo, tu espíritu se eleva e ilumina sin
prisa. Reconoce el inmortal sonido claro que proviene de la Fuente.
Nuestra memoria ancestral recuerda el sentido de este apasionante
viaje. Brotan lágrimas de gozo. El sentimiento de cansancio y soledad
se desvanece. Este es un baile alquímico que la existencia ofrece, por
amor, a los pioneros más audaces, como una forma de honrar la ardorosa
tarea emprendida.

Abrí tu corazón. Dejate llevar por la alegría desbordante de esta
música redentora, que restaura las fibras más profundas de tu ser. Su
fulgurante esencia dinamiza y también sana las heridas que deja la
incomprensión. Esta es una ceremonia amorosa y divina que nutre y
fortifica el alma. La luz de estos sonidos sin tiempo te activa,
multiplicando tu innata capacidad de transmitir el calor del amor en
cada uno de tus actos.

Que este intenso resplandor dorado que ahora luce tu halo siga siendo
guía en el camino de ascensión. Un ser alado desciende y besa tu
frente, en señal de reconocimiento. La paz reina en tu rostro. Tus ojos brillan de manera vivaz. Tu espíritu festeja, se siente
complacido. Por tu fiel servicio humanitario fuiste merecedor de la
danza de la vida, una distinción que abraza a los hombres y mujeres de
noble corazón que impulsan el cambio.

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