miércoles, 30 de junio de 2010

ESPERARÉ EL MOMENTO---Ƹ̵̡Ӝ̵̨̄Ʒ



Un día Buda pasaba a través de un bosque.

Era un caluroso día de verano y tenía mucha sed.
Le dijo a Ananda, su principal discípulo:
-Ananda, regresa. Cuatro o cinco kilómetros más
atrás hemos pasado por un pequeño arroyo.
Tráeme un poco de agua.
Llévate mi cuenco de mendicante.
Tengo mucha sed y estoy cansado
-había envejecido.
Ananda volvió hacia atrás…
pero cuando llegó al arroyo,
acababan de cruzarlo unas carretas tiradas
por bueyes que habían enturbiado toda el agua.
Las hojas muertas,
que estaban reposando en el fondo,
habían subido a la superficie,
esta agua ya no se podía beber;
estaba demasiado sucia.
Regresó con las manos vacías y dijo:
-Tendrás que esperar un poco.
Iré por delante. He oído que a sólo
cuatro o cinco kilómetros de aquí hay un gran río.
Traeré el agua de allí. Pero Buda insistió:
-Regresa y tráeme el agua de ese arroyo.
Ananda no podía entender la insistencia,
pero si el Maestro lo dice,
el discípulo tiene que obedecer.
A pesar de lo absurdo de la situación
-que de nuevo tiene que caminar
cuatro o cinco kilómetros,
y sabe que no merece la pena beber ese agua-,
él va. Cuando está yendo, Buda le dice:
-Y no regreses si el agua sigue estando sucia.
Si está sucia, siéntate en la orilla en silencio.
No hagas nada, no te metas en el arroyo.
Siéntate en la orilla en silencio y observa.
Antes o después el agua volverá a aclararse,
y entonces llena el cuenco y regresa.
Ananda volvió hasta allí.
Buda tenía razón: el agua estaba casi clara,
las hojas se habían desplazado,
el polvo se había asentado.
Pero todavía no estaba totalmente transparente,
de modo que se sentó en la orilla
y observó cómo fluía el río.
Poco a poco se volvió cristalina.
Después regresó bailando.
Entonces entendió por qué Buda había insistido tanto.
Había un cierto mensaje en todo esto para él,
y lo había entendido.
Le dio el agua a Buda,
le dio las gracias a Buda, se postró a sus pies.
Buda dijo:
-¿Qué estás haciendo?
Yo te debería de dar las gracias
por haber traído el agua.
Ananda dijo:
-Ahora lo puedo entender.
Primero me enfadé; no lo mostré,
pero estaba enfadado porque era absurdo regresar.
Pero ahora he entendido el mensaje.
Esto es lo que en realidad necesito en este momento.
Con la mente es el mismo caso.
Sentado en la orilla de ese pequeño arroyo
me hice consciente de que pasa lo mismo con la mente.
Si me meto en el arroyo lo volveré a ensuciar.
Si me meto en la mente,
provocaré más ruido, empezarán a
aparecer más problemas, a emerger.
Sentado a un lado he aprendido la técnica.
Ahora me sentaré también al lado de la mente,
observándolas con todas sus suciedades, problemas,
hojas muertas, dolores y heridas,
recuerdos y deseos.
Me sentaré indiferente en la orilla
y esperaré el momento en que todo esté claro.
Una hermosa historia
Y sucede espontáneamente,
porque en el momento en el que te sientas
en la orilla de tu mente, has dejado de darle energía.
Ésa es la auténtica meditación.

**La meditación es el arte de la trascendencia.**

viernes, 25 de junio de 2010

La oportunidad...


La oportunidad, es la ocasión de hacer algo,

pero hay que saber el justo momento

para aprovecharla.

La oportunidad no se presenta en la rutina diaria,

ni a quienes ven la vida de color gris,

es como una franca sonrisa en un

rostro desconocido.

La oportunidad tampoco se presenta

a quienes la buscan afanosamente.

Y es que la oportunidad puede ser espectacular,

así como discreta y disimulada.

Por eso, la oportunidad radica más bien,

en una cuestión de enfoque.

Es como si de pronto se te ocurriera

limpiar los cristales

a través de los cuales ves tu vida,

y resulta que el polvo acumulado en ellos,

no te permitía ver clara y brillantemente.

Tu vida en sí, es una gran oportunidad.

Quien diga que la vida siempre está

saturada de escollos

y no cambia esa manera de verla,

no se permite ver

que también esta llena de oportunidades.

Hay algunas personas que sólo alcanzaron

a ver una, en toda su vida,

y lograron metas jamás imaginadas.

!Se imaginan si hubieran podido ver,

las noventa y nueve anteriores que ignoraron!

Eres joven, aprende a verlas y aprovecharlas.

Eres maduro, muévete, no pierdas el tiempo.

Eres anciano, limpia esos lentes,

aún hay muchas por disfrutar.

La oportunidad es una bendición dirigida a ti

por quien te ama, la vida...

lunes, 21 de junio de 2010

Siembra...




Siembra un pensamiento

y recoge una acción.

Siembra una acción y recoge

una costumbre.

Siembra una costumbre y recoge

un carácter.

Siembra un carácter y

recoge un destino.

miércoles, 16 de junio de 2010

El amor...


"Te digo que el Amor es el segundo Sol de la Naturaleza.

Un manantial de virtudes donde él brilla.

El amor anima las virtudes de los hombres como hace el sol con los colores...

En la tierra, hace nacer todo fruto y toda flor.

Así,el Amor que brilla en el interior del hombre


produce en él honorables frutos:


El Valor,El Ingenio,La Virtud y los Elevados Pensamientos,


la denodada Audacia y el Discurso Divino"

(G.Chapman

domingo, 13 de junio de 2010

Los hijos del labrador


La fábula de Esopo “Los hijos del labrador”, nos sirve para enseñar el valor que tiene la unión entre hermanos o compañeros para enfrentar las dificultades.

Los hijos de un labrador vivían permanentemente en medio de discusiones y peleas. Sus llamados a la concordia eran inútiles para hacerles mejorar sus sentimientos, por lo cual resolvió darles una lección con la experiencia.

Les llamó y les pidió que le llevaran un manojo de varas. Cumplida la orden, les dio las varas en haz y les dijo que las rompieran todas al mismo tiempo; mas a pesar de todos sus esfuerzos, no lo consiguieron. Entonces deshizo el haz y les dio las varas una a una; los hijos las rompieron fácilmente.

-¡Se dan cuenta! -les dijo el padre-. Si también ustedes, hijos míos, permanecen unidos como el haz de varas, serán invencibles ante la adversidad; pero si están divididos serán vencidos uno a uno con facilidad.

Esopo

domingo, 6 de junio de 2010

Para pensar...


Observa el amanecer.
Estrecha la mano con firmeza, y mira a la
gente de frente a los ojos.

Ten un buen equipo de música.
Elige a un socio de la misma manera que
elegirías a un compañero de tenis: busca que sea fuerte donde tú eres débil y
viceversa.
Desconfía de los
fanfarrones: nadie alardea de lo que le sobra.
Recuerda los cumpleaños de la gente que te
importa.
Evita a las
personas negativas, quejosas; siempre tienen un problema para cada
solución.
Maneja autos que
no sean muy caros, pero date el gusto de tener una buena casa.
Nunca existe una segunda oportunidad para
causar una buena primera impresión.
No hagas comentarios sobre el peso de una
persona, ni le digas a alguien que está perdiendo el pelo. Ya lo
sabe.
Recuerda que se logra
más de las personas por medio del estímulo que del reproche (dile al débil que
es fuerte y lo verás hacer fuerza).
Anímate a presentarte a alguien que te cae
bien simplemente con una sonrisa y diciendo: Mi nombre es fulano de
tal todavía no nos han presentado.
Nunca amenaces si no estás dispuesto a
cumplir.
Muestra respeto
extra por las personas que hacen el trabajo más pesado.
Haz lo que sea correcto, sin importar lo
que otros piensen.
Dale una
mano a tu hijo cada vez que tengas la oportunidad. Llegará el momento en que ya
no te dejará hacerlo.
*
Aprende a mirar a la gente desde sus sandalias y no desde las
tuyas.
Recuerda el viejo proverbio: Sin deudas,
sin peligro.
No hay nada
más difícil que responder a las preguntas de los necios.
Aprende a compartir con los demás y
descubre la alegría de ser útil a tu prójimo. (El que no vive para servir, no
sirve para vivir).
Acude a
tus compromisos a tiempo. La puntualidad es el respeto por el tiempo
ajeno.
Confía en Dios, pero
cierra tu auto con llave.

Recuerda que el gran amor y el gran desafío incluyen también 'el gran
riesgo'.
Nunca confundas
riqueza con éxito.
No
pierdas nunca el sentido del humor y aprende a reírte de tus propios
defectos.
No esperes que
otro sepa lo que quieres si no lo dices
Aunque tengas una posición holgada, haz que
tus hijos paguen parte de sus estudios.
Haz más copias de las fotos que saques
y envíalas a las personas que aparezcan en ellas.
Trata a tus empleados con el mismo respeto
con que tratas a tus clientes.
No olvides que el silencio es a veces la
mejor respuesta.
No
deseches una buena idea porque no te gusta de quien viene.
Nunca compres un colchón barato: nos
pasamos la tercera parte nuestra vida encima de él.
No confundas confort con
felicidad.
Nunca compres
nada eléctrico en una feria artesanal.
Escucha el doble de lo que hablas (por eso
Dios nos dio dos oídos y una sola boca)..
Cuando necesites un consejo profesional,
pídelo a profesionales y no a amigos.
Aprende a distinguir quiénes son tus amigos
y quiénes son tus enemigos.

Nunca envidies: la envidia es el homenaje que la mediocridad le rinde al
talento.
Recuerda que la
felicidad no es una meta sino un camino: disfruta mientras lo
recorres.
Si no quieres
sentirte frustrado, no te pongas metas imposibles.

La gente más feliz no necesariamente tiene
lo mejor de todo... Simplemente disfruta al máximo de todo lo hermoso que se
pone en tu camino'
Desconozco el Autor